Dirección: Enrique Rivero
Guión: Enrique Rivero y Aleka Rivero
Género: Drama
Duración: 89 minutos
Intérpretes: Margarita Saldaña, Amalia Salas, Juan Chirinos
A pesar de su apuesta por la conexión emocional con lo que vemos en
pantalla, como bien comentaba el director Enrique Rivero antes del
segundo pase de su película, Mai morire se queda tan sólo en un evocador
pasaje lleno de belleza estética gracias a la naturaleza que retrata,
pero completamente falto de alma y emoción. El director se olvida por
completo de contar una historia o de desarrollar los miedos de su
protagonista, y tan sólo juega con la implicación y reflexión del
espectador en su mensaje jugando con los silencios, las tomas largas e
introspectivas y las secuencias oníricas, que si bien dan pie a
la presunción del final por parte del espectador con la ayuda de su abrupto final, convierten a la
película en un aburrido álbum de fotos en el que a cada minuto se nos
hace más y más pesada la titánica tarea de interesarnos por la siguiente
página.
Insipidez adornada con una preciosa fotografía gracias a esos desconocidos canales de Xochimilco, con algunos encuadres poéticos pero que quedan desangelados entre el tedio y la desesperanza al ver que no conducen a ninguna parte. Para su rescate tan sólo si se llega a entrar en un juego que con su comprensión puede dar con alguna sorpresa oscura guardada en su final (o así me ha parecido vislumbrarlo debido a algunas tomas que esconden un mensaje oculto sobre el film, como el de los cuerpos en el agua y la casa de muñecas), pero que aún así no compensan un viaje que, como el que realizamos cada día de ida y vuelta al trabajo, se queda en mero desplazamiento sin más objetivo, mientras contemplamos nuestro alrededor. Una pena.
Insipidez adornada con una preciosa fotografía gracias a esos desconocidos canales de Xochimilco, con algunos encuadres poéticos pero que quedan desangelados entre el tedio y la desesperanza al ver que no conducen a ninguna parte. Para su rescate tan sólo si se llega a entrar en un juego que con su comprensión puede dar con alguna sorpresa oscura guardada en su final (o así me ha parecido vislumbrarlo debido a algunas tomas que esconden un mensaje oculto sobre el film, como el de los cuerpos en el agua y la casa de muñecas), pero que aún así no compensan un viaje que, como el que realizamos cada día de ida y vuelta al trabajo, se queda en mero desplazamiento sin más objetivo, mientras contemplamos nuestro alrededor. Una pena.
Largo a concurso. Valoración: *****
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