Huelva, una provincia privilegiada, cuenta con una fauna inigualable (halcones peregrinos, águilas reales y linces son buena muestra de ello), unos parajes naturales ricos envidiados en todo el mundo (como Doñana y la marisma), y una sierra increíblemente bella. Pero Huelva, además, cuenta también con el agua, el suelo y el aire de entre los más contaminados del mundo.
No sólo eso, sino que la capital vive cercada por 120 millones de toneladas de fosfoyesos, residuos tóxicos y radiactivos procedentes de la fabricación de fertilizantes químicos. Aún así, empresas del polo como Fertiberia siguen vertiendo residuos a la ría de Huelva.
Estudios científicos, como los de la Universidad Pompeu Fabra o el Instituto de Salud Carlos III y el Centro Nacional de Epidemiología, han marcado a Huelva la ciudad española con mayor grado de mortalidad por cáncer como consecuencia de la intensa actividad industrial. Ante ello, los onubenses contamos con la indiferencia e incompetencia de un alcalde que sigue siendo reelegido por sus votantes, a pesar de haber declarado, ante la pregunta de por qué se seguía sin actuar frente a la balsa de fosfoyesos, que "es un problema que ya estaba aquí antes de llegar yo", y con la inestimable pasividad de la Junta de Andalucía.
Como dato curioso, que algunos considerarán demagógico, pero que al menos a mí me demuestra la ineptitud del electorado onubense, el siguiente: el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, es el mejor pagado de toda España en proporción al número de habitantes, con un sueldo anual de 97.100€. Ahí es nada: mejor pagado que el presidente Zapatero (91.000€) y Manuel Chaves (77.000€), sólo superado en términos absolutos por los alcaldes de Barcelona, Madrid, Zaragoza y Bilbao, ciudades muchísimo más pobladas, y que creo no es necesario comparar con Huelva, ¿verdad?
Pero claro, Huelva ha crecido tanto con este alcalde... Que seguimos sin ver lo que perdemos en este rinconcito del mundo, y no se hace nada por evitarlo. Sin duda, una de las ciudades más bellas de España, y de todo el mundo, si nos importara tanto como debería a quienes nos ha tocado en gracia, y por desgracia para estos paisajes, les hemos tocado en suerte los pasivos onubenses.
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