Muchos años han pasado ya desde la aparición en 1962 de nuestro amistoso vecino Spiderman en aquel histórico número 15 de Amazing Fantasy. Las geniales historias creadas por Stan Lee y Steve Ditko han quedado en la memoria de muchos como el nacimiento de uno de los mejores y más importantes personajes de ficción de la historia, y su interés para las generaciones posteriores lo han convertido en un icono mundial indiscutible, más si cabe con la adaptación cinematográfica en forma de trilogía de la década pasada, tan sólo comparable en el género de los superhéroes al de otros dos grandes iconos tabién convertidos en mitos: Superman y Batman.
Sin embargo, a finales de los 90 en Marvel decidieron que 40 años de historias a las espaldas del personaje eran muchos años y muchas historias, y por ello creían que aquellos añejos números no eran buen punto de partida para los lectores más jóvenes que se veían atraídos por este icónico personaje. Por ello, encomendaron al ilustre John Byrne, que ya había revitalizado en los 80 para las nuevas generaciones al Hombre de Acero en la competencia tras las Crisis en Tierras Infinitas, la tarea de repetir tan exitosa empresa con el trepamuros. Aquí, en Capítulo Uno, tenemos el resultado.
A la hora de hacer un remake, como comenta Byrne en el prólogo, hay que ver qué es lo que funciona del original aún, para recuperarlo en la nueva versión, y qué lo que no, para desecharlo definitivamente. En los orígenes de Spiderman, dada la época en la que se circunscribe, hay mucho de lo segundo, si nos referimos a los jóvenes lectores de hoy en día que se acerquen a aquella historia con la mentalidad del tiempo en que vivimos, pero es indiscutible que lo que predominan en las primeras historias de Spiderman son los puntos fuertes, que eclipsan lo desfasadas que se han quedado algunas de las ideas de aquellos primeros cómics (fruto de los temas y los miedos predominantes en la época, y que tanto aparecen en los diferentes títulos de la época: la radiación, la Guerra Fría,...). Por desgracia, aunque Byrne lo intenta, en este Capítulo Uno no hay nada de "moderno", nada que actualice el desfase de tiempo entre unas historias y otras, más que en un plano muy superficial (como el contexto de la época y las menciones a nuevos descubrimientos y tecnologías, véase ordenadores e internet). Se prescinde de la inocencia de algunos argumentos y de el azar como origen de muchos acontecimientos en el Universo Marvel, pero igualmente ingenuas resultan muchas de las nuevas aportaciones de Byrne. No hay nada en estos números que mejore los cómics originales, o que, simplemente, les dé un nuevo punto de interés a aquellas historias; incluso, uno de los que debería ser punto fuerte de esta colección, el dibujo, a manos de uno de los grandes genios de la historieta, está a años luz de lo que hizo Ditko con Spidey, y es que Byrne se queda para el arrastre si lo comparamos con el trabajo de aquél tanto en lo relativo a diseño de personajes (pobrísimo en este aspecto Byrne, el diseño de Electro, por destacar alguno, da pena), como a la hora de narrar las historias, a mi parecer, de manera pésima aquí, dada la época en la que se enmarca el cómic y, por tanto, la evolución que debería quedar patente en el trabajo del dibujante a la hora de narrar y plasmar la historia. Ya se encontraba este autor, por desgracia, en sus horas más bajas como guionista y dibujante, y sólo es capaz de superar a Ditko en el dinamismo de su Spiderman (que sin embargo se queda muy por debajo del sucesor de Ditko, John Romita).
Peor parado sale aún comparando el no por mítico menos excelente trabajo en los guiones de las primeras andanzas de Spidey, ya que Byrne intenta interconectar tanto, dar tan mascado todo al lector, que pierde cualquier cohesión argumental, y por ello tanto sus guiones como su dibujo se quedan en una simple revisión que moderniza el "envoltorio", el aspecto de los cómics de ahora (¡me falta el coloreado con puntitos!) y para nada el personaje ni las historias. Una lástima que teniendo tan buen material como punto de partida, haya dado luz un autor tan grande a una obra muy menor dentro de su historial, pero muy en la línea de tanto producto mediocre de la época en cuanto a Spidey, ya que es ésta década de los 90 donde empieza un declive en las historias del personaje que, exceptuando algunos números y sagas puntuales, ha durado casi ininterrumpidamente hasta la llegada de J.M. Straczynski.
Por suerte, tenemos una alternativa a este fallido experimento, y es que mejor resultado tendría una nueva revisión sólo un par de años después a manos de Brian Michael Bendis y Mark Bagley con su Ultimate Spiderman, que aunque con unos primeros números lentísimos y faltos de interés (ya que se asemejan bastante a lo que ha sido este Capítulo Uno, una puesta en escena en el contexto de la entrada al nuevo siglo y poco más), acabaría consolidándose como la revisión del mito definitiva, como indicaba su título, y una de las mejores recomendaciones que se puede hacer a alguien que se interese por adentrarse de primeras en las historias de este personaje, a pesar de que ya cuente también con su propio lastre de historia tras de sí y continuidad propia (además de varios crossovers con los que se ha metido mano a la colección). Pero también es una recomendación nada equivocada para los fans de toda la vida que quieran ver en la actualidad buenas historias de Spiderman. Y quien rechace imitaciones, recomendar que recuperéis las primeras historias de Stan Lee y Steve Ditko, fácilmente encontrables hoy en día por internet gracias a la última reedición en BOME de Panini.
2 comentarios:
Bueno illo está bien, 3 actualizaciones del blog y hasta dentro de 7 u 8 meses otra vez xd.
Yo lo tengo ahí en la estantería como rareza, me da pereza +10 leérmelo sabiendo que es un truño
No creas, que ya tengo algunos posts más preparados, entre ellos uno del Alpha Protocol.
Y te diera o no pereza sabemos que no te lees ni de coña toda la mierda que tienes en las estanteríasm (y en el suelo mamón jajaja).
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