28 mayo 2007

Spider-Man 3


Dirección: Sam Raimi
Guión: Sam Raimi, Iván Raimi y Alvin Sargent
Género: Thriller
Duración: Acción
Intérpretes: Tobey Maguire (Peter/Spider-Man), Kirsten Dunst (MJ), James Franco (Harry), Thomas Haden Church (Flint Marko/Hombre de Arena), Topher Grace (Eddie Brock Jr/Veneno), Bryce Dallas Howard (Gwen Stacy)

Dos increíbles adaptaciones anteriores que la precedían. Una bestial maniobra de márketing a escala mundial. Veneno. Y los artífices de las anteriores entregas, de nuevo en este tercer episodio de las aventuras del asombroso Spider-Man en pantalla. ¿Qué podía salir mal?

A la película, con tres "villanos" a los que prestar atención, un enfrentamiento con el lado oscuro de Peter, y Gwen entre otros, le falta metraje, obviando el recorte al director/guionista, Sam Raimi. Y es que lo que muchos nos temíamos desde que se anunciaran no uno ni dos, sino la presencia de tres de los particulares enemigos de Spidey se ha cumplido.
El guión intenta abarcar mucho más de lo que puede resolver en las dos horas y media que dura el film: muchas tramas e ideas abiertas y por desarrollar, y las muy pocas resueltas, no con muy buen resultado. Tanto prometía, que para dar cabida en pantalla a todo se ha tenido que sacrificar una gran parte de la solidez del guión, al que se nota demasiado apresurado, desaprovechando inmerecidamente a personajes como el Duende (sin duda el peor tratado de todo el film a pesar de la estupenda actuación de James Franco, con una evolución penosa y ridícula del personaje, por no hablar de su predecible final), o el pasteloso papel de el Hombre de Arena en el final del film, a pesar, de nuevo, de la gran actuación de Haden Church. Exceptuando a la pareja protagonista, la verdad es que las actuaciones están bastante bien, sobre todo por parte de las nuevas incorporaciones, e incluso rozando la genialidad tanto Bruce Campbell como J.K. Simmons, inconmensurables.

Pero como decía, algunos de los agujeros del guión son sangrantes y, siendo benévolos, algunas situaciones y soluciones, de risa (pero de la mala, que el bailecito es lo de menos :P). Pero teniendo en cuenta que el director ha tenido que bailar al son de los productores, es hasta esperable, teniendo en cuenta los "copy&paste" que se habrán tenido que realizar a lo largo de la confección del guión definitivo. Pero no por ello se oscurece más de lo debido lo mejor de Spider-Man 3que, como en sus anteriores entregas, se encuentra de nuevo en la magistral puesta en escena de los enfrentamientos, o de las escenas inolvidables, como la del tren de Spider-Man 2. Sin lugar a dudas, los de esta trilogía serán difícilmente superables, un peso pesado difícil de tumbar que ha demostrado su excelencia a la hora de llevar a la pantalla las habituales peleas héroe-villano/s de los cómics.

En definitiva, Spider-Man 3 deja un sabor agridulce, ya que sin lugar a dudas podía haber sido mucho, mucho más, quién sabe si con la libertad absoluta de Raimi, que ha llevado a cabo la hasta ahora más interesante trilogía "pijamera" en la gran pantalla, junto a la franquicia de los X-Men. Se han desaprovechado muchas buenas ideas por contentar con breves minutos a productores y parte del público, y por algunas concesiones y libertades que traicionan al personaje de los cómics. Una película que, por argumento y tratamiento de los personajes, no hace justicia a sus predecesoras pero que, como espectáculo palomitero de tíos en mallas, de entretenimiento "hostieril" del bueno, se sitúa en primera línea. Un muy buen cierre, aunque por debajo de lo esperado, de la saga. Por el momento.

Valoración: *****

1 comentario:

Ismael dijo...

Bien explicado, el bailoteo al que los productores sometieron al bueno de Raimi, con tocamiento, caidita y sodomización multiple como acostumbran a practicar a todo aquel con pretensiones artísticas en la ciudad de Jholyputa, produjó el sofrito dinámico en el que machacar juntos al Spiderman, el Hombre de arena, el Duende powerrangerizado y ese pedazo de Venon sabiamente cucaracharizado.
Por lo mismo, violación anal del director-artista, el guión sangra; quizás, más que sangrar, expele chorros calientes de un líquido purulento que provoca las arcadas, vómitos y contorsiones faciales del apopléjico protagonista (de ahí la palidez enfermiza del elenco actoral).