09 abril 2007

300, de Frank Miller


Miller es un genio. Uno de esos pocos hombres que han sido bendecidos por los Dioses (griegos), que siempre sabe sacarse de la manga un nuevo as con el que sorprendernos, con el que atraernos a su obra, por sí su solo nombre, en la portada de cualquier cómic, no fuera ya suficiente, él no se conforma, y nos lo demostrará con creces en el interior. No se explica de otra forma que, con una historia que cojea en varios momentos, consiga maravillarnos con tal magistral muestra de poderío a la hora de plasmar en imágenes tan épica historia. El Miller guionista, en esta obra, deja paso al Miller artista, capaz de ocultar con su trazo las carencias argumentales de 300. Un poeta que se deja llevar por las musas y, atrapando tan sólo los pequeños retazos de la historia que su privilegiada mente cree convenientes seleccionar, convierte los hechos históricos en mitología, en una grandísima fábula en boca de Dilios, que levanta admiración entre los oyentes que asisten incrédulos a tan magno relato, pero también el coraje entre los guerreros; para despertar ese asombro en el lector, que no puede más que rendirse ante un hombre, esta vez dibujante, que ha nacido con un don, como el cuentacuentos espartano, y que como él no duda en compartir para maravillarnos de la misma manera alrededor de la hoguera.

Miller es un creador nato de obras maestras; aquí, por desgracia, no llega a conseguirlo, porque le ha fallado su guionista. Pero no por ello su deseo de plasmar esta gran batalla se pierde entre la mediocridad para llegar a olvidarse, y convertirse en un mero intento fallido, ya que la calidad sigue a un nivel muy alto, a lo que ayudo también el magnífico trabajo a los colores de Lynn Varley, de lo mejor que recuerod haber visto.. Porque Miller es un director con oficio, para cuando le falla su genialidad. Potencia el ya de por sí increíble atractivo de semejante hazaña con un personaje que es mucho más que un rey. Con unos hombres que no se pueden considerar meras comparsas, ya que están ligados indivisiblemente al Rey de Esparta. Porque Leónidas y sus hombres, como el ejército espartano, son sólo uno; que aunque la ley espartana pretenda negarlo, la fuerza de estos hombres no (sólo) reside en las armas, sino en su mente. Unos hombres que arriegan sus vidas para preservar sus ideales. Que mueren, para ser recordados, y que ese recuerdo dé el valor y el coraje a los demás hombres libres para luchar, en una de las pocas batallas que hay que recordar no sólo para no volver a caer en el error, sino para no traicionar nuestra naturaleza, ni a nosotros mismos, y lo que representamos.

Valoración: *****

4 comentarios:

Pablo G. Naranjo dijo...

Vamos, que te ha molado jejejejeje

Apo dijo...

Que va, yo en realidad creo que toda la entrada está escrita en tono irónico y en realidad le parece una bazofia :-P.

Personalmente me encantó la película, pero el cómic me parece una obra "menor" de Frank Miller del que, dicho sea de paso, como dibujante (que no como guionista) nunca me ha parecido gran cosa (a excepción de Sin City y El regreso del Caballero Oscuro).

Christian "Samanosuke" dijo...

Hombre, es que Miller no es un dibujante que suela entrar a primera vista por los ojos (incluso se podría decir que dibuja feo en muchas ocasiones, sólo hay que ver las caras que hace), pero es un maestro que sabe cómo narrar de manera excepcional, y cómo imprimir espectacularidad a la viñetas como pocos. Y claro, si no te gusta demasiado, en 300 cuyo guión no es el punto más fuerte... xD

- YOGUR - dijo...

Efectivamente lo mejor de 300 es su parte visual. La habilidad de Miller para realizar imágenes de esas que se te quedan grabadas en la retina es digna de admirar. Pero como guionista en ocasiones es un Bluff...

Si quieres leer mi visión de la película 300, te invito a dar una vuelta por mi blog:

http://diarioyogur.blogspot.com/

;P Saludos desde la nevera.