Deadpool: Pulp 1-4 USA
Guión: Adam Glass y Mike Benson
Dibujo: Laurence Campbell
Panini; 96 páginas, 10€
De nuevo los escritores transportan al personaje a un escenario y un momento histórico determinados para contar su relato, cogiendo parte de la esencia del personaje pero dispuestos a darle un enfoque diferente al que podríamos ver en el Universo Marvel tradicional: en esta ocasión Masacre es un ex-combatiente de la 2ª Guerra Mundial en el Pacífico, durante la cual perdió parte de su cordura al ser capturado por los japoneses, y que ya durante el mccarthismo trabaja para la CIA como agente encubierto. El cómic nos sitúa, pues, en plena Guerra Fría y, como no podía ser de otra forma, alguien está dispuesto a detonar una bomba nuclear.
El relato de Glass y Benson hace honor al título del cómic, y la historia mezcla el género de espías a lo James Bond, siempre con un as bajo la manga para salvar el día en el último momento, con un toque noir de engaños y traiciones con femme fatale incluida. Este es el gran punto a favor del cómic, ya que los guionistas realizan esta mezcla con buen tino, haciendo creíble la inclusión de Wade en un relato de este tipo; eso sí, mitigando parte de su habitual locura, ya que si bien sigue siendo un chalado con personalidad múltiple, este recurso sólo es aprovechado como deus ex-machina para la situación a la que tendrá que hacer frente hacia el final del cómic, ya que no se aprovecha en ningún momento para dar el toque cínico y psicopático que tanto nos gusta, aunque también es cierto que hubiera desentonado con el tono sobrio de la historia, y hubiera chirriado de ser más explícito de lo que es en este tomo. Por tanto, todo un acierto de los escritores.
El dibujo de Campbell casa perfectamente con la historia. Tanto es así, que sus lápices evocan a artistas de la talla de Álex Maleev y Sean Phillips, y de hecho su trazo en este tomo bien podría ser una mezcla de los mejores trabajos de ambos en el género negro (Daredevil, Sleeper). También resuelve con soltura las escenas de acción, así como los momentos más superheroicos, por lo que el resultado final es impecable en todos los aspectos. Un dibujante al que voy a tener muy en cuenta a partir de ahora, sobre todo si se prodiga en historias con el mismo tono.
Otra muy buena lectura relacionada con el personaje, que además se cierra con un guiño al lector que deja con mejor sabor de boca aún. Espero que esta apuesta siga saliéndome igual de bien, ya que esta sobreexplotación del personaje por parte de Marvel a mí me está sirviendo para encontrar muy buenas historias autocontenidas alejadas del universo tradicional.
Valoración: *****
Dibujo: Laurence Campbell
Panini; 96 páginas, 10€
Sigo con mi apuesta por cómics del mercenario bocazas tras las buenas sensaciones que me dejaron tanto la etapa de Joe Kelly recogida en el primer tomo de la Colección ExtraSuperhéroes como el tomo La guerra de Wade Wilson (también reseñé por aquí el Masacre MAX: Chalado, pero su lectura fue bastante más pobre), y de nuevo con un resultado excelente.
De nuevo los escritores transportan al personaje a un escenario y un momento histórico determinados para contar su relato, cogiendo parte de la esencia del personaje pero dispuestos a darle un enfoque diferente al que podríamos ver en el Universo Marvel tradicional: en esta ocasión Masacre es un ex-combatiente de la 2ª Guerra Mundial en el Pacífico, durante la cual perdió parte de su cordura al ser capturado por los japoneses, y que ya durante el mccarthismo trabaja para la CIA como agente encubierto. El cómic nos sitúa, pues, en plena Guerra Fría y, como no podía ser de otra forma, alguien está dispuesto a detonar una bomba nuclear.
El relato de Glass y Benson hace honor al título del cómic, y la historia mezcla el género de espías a lo James Bond, siempre con un as bajo la manga para salvar el día en el último momento, con un toque noir de engaños y traiciones con femme fatale incluida. Este es el gran punto a favor del cómic, ya que los guionistas realizan esta mezcla con buen tino, haciendo creíble la inclusión de Wade en un relato de este tipo; eso sí, mitigando parte de su habitual locura, ya que si bien sigue siendo un chalado con personalidad múltiple, este recurso sólo es aprovechado como deus ex-machina para la situación a la que tendrá que hacer frente hacia el final del cómic, ya que no se aprovecha en ningún momento para dar el toque cínico y psicopático que tanto nos gusta, aunque también es cierto que hubiera desentonado con el tono sobrio de la historia, y hubiera chirriado de ser más explícito de lo que es en este tomo. Por tanto, todo un acierto de los escritores.
El dibujo de Campbell casa perfectamente con la historia. Tanto es así, que sus lápices evocan a artistas de la talla de Álex Maleev y Sean Phillips, y de hecho su trazo en este tomo bien podría ser una mezcla de los mejores trabajos de ambos en el género negro (Daredevil, Sleeper). También resuelve con soltura las escenas de acción, así como los momentos más superheroicos, por lo que el resultado final es impecable en todos los aspectos. Un dibujante al que voy a tener muy en cuenta a partir de ahora, sobre todo si se prodiga en historias con el mismo tono.
Otra muy buena lectura relacionada con el personaje, que además se cierra con un guiño al lector que deja con mejor sabor de boca aún. Espero que esta apuesta siga saliéndome igual de bien, ya que esta sobreexplotación del personaje por parte de Marvel a mí me está sirviendo para encontrar muy buenas historias autocontenidas alejadas del universo tradicional.
Valoración: *****
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