Dirección: Alexandre Aja
Guión: Alexandre Aja y Grégory Levasseur, basado en la película de Wes Craven
Género: Terror
Duración: 108 minutos
Intérpretes: Ted Levine (Bob), Kathleen Quinlan (Ethel), Aaron Stanford (Doug), Vinessa Shaw (Lynn), Emilie de Ravin (Brenda), Dan Byrd (Bobby)
El matrimonio Carter organiza para celebrar su aniversario un largo viaje por carretera en el que recorrerán cientos de kilómetros hasta su destino, San Diego. Acompañados por toda la familia, reticentes al largo viaje, quedarán atrapados en medio del desierto en la caravana en la que viajan, tras sufrir un grave accidente. Aislados en el desierto, el viaje familiar se convertirá en una auténtica pesadilla, ya que tras las secas colinas del desierto de México se encuentran unos extraños vigilantes con sed de venganza.
Acostumbrados como estamos a las cada vez más innecesarias revisiones de películas que, algunas (las más que nos llegan desde Asia), ni siquiera acaban de ver agonizar su éxito y ya cuentan con remake hollywoodiense con escasas ambiciones cuanto menos argumentales, siempre son bienvenidas las buenas intenciones en el trabajo de un director con ganas como Alexandre Aja, que logra elevar sobre la media, superándola con creces, esta puesta al día del clásico de Craven.
Aprovechando un entorno a priori menos claustrofóbico que un sucio servicio público o unas siniestras naves donde son torturadas personas de diferentes procedencias y etnias, Aja compone una feroz oda al instinto de supervivencia humano, un canto a la selección natural: el más débil ha de morir. Sólo la evolución de los personajes (muy bien llevada y ajustada con precisión a la medida del metraje) los podrá liberar de semejante pesadilla.
Con un quizá paranoico punto de partida consecuencia tal vez del pensamiento de la época con respecto a la ignorancia de los efectos que podían causar la radiación, o más bien desde una condena a este tipo de pruebas nucleares destinadas a prever la destrucción humana en un más que posible enfrentamiento, en Las Colinas tienen Ojos nos encontramos con unos personajes insensibles, unos mutantes sin corazón con sed de venganza que son un auténtico logro del equipo de maquillaje, ya que logran transmitir un repugnante miedo sin depender de las innecesarias secuencias generadas por ordenador de las que tanto se abusan hoy en día. Gracias al buen hacer de este grupo de profesionales se logra plasmar la crueldad de estos dementes seres, en algunas secuencias inolvidables (sobre todo para los estómagos sensibles) que dejan entrever con maligna y morbosa precisión el gusto del director por las vísceras y la casquería.
Y es que con un muy acertado reparto en el que cada uno de los actores y actrices mantienen un buen nivel, sin estridencias importantes, quizá el único pero relevante que se le pueda achacar al film sea algún punto clave del guión, destacando pequeños acontecimientos aislados pero sobre todo el final, muy conservador y al gusto del consumidor de happy-ends incomprensibles. Aunque se deja un pequeño resquicio abierto en la última secuencia de la película...
Valoración: *****
Lo mejor: La angustia y la tensión que sufriremos junto a algunos personajes. La crueldad de su puesta en escena. La evolución del personaje interpretado por Aaron Stanford.
Lo peor: Un final made in Hollywood que desentona con el tono general del film. Los inevitables y recurrentes clichés y tópicos inherentes a los films del género, sin ser éste por desgracia la excepción que confirma la regla. Que se haya puesto de moda en el cine de terror perder un par de dedos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario