Hotel Rwanda

Dirección: Terry George
Guión: Keir Pearson y Terry George
Género: Drama
Duración: 121 minutos
Intérpretes: Don Cheadle (Paul), Sophie Okonedo (Tatiana), Nick Nolte (Coronel Oliver de los cascos azules), Joaquin Phoenix (Jack, cámara)

A pesar de la pactada paz entre hutus y tutsis, el conflicto entre éstos se desata con el asesinato del presidente de Rwanda. La situación se complica aún más cuando, instigados por las emisiones de radio, el pueblo hutu se vea casi obligado a librar el país de las "cucarachas" tutsis ante el miedo que les provocan.
Paul, encargado de regentar el Hotel des Mille Colines, arriesgará su vida a pesar de ser un hutu para salvar a todos los tutsis que pueda alojándolos en su hotel, lo que no frenará la oleada genocida ante la que la ONU se muestra impasible.


Pocas son las películas que, como ésta, revuelven el estómago sin regocijarse en la barbarie. Con un certero disparo a las conciencias "occidentales", Terry George consigue que nos avergoncemos de nosotros mismos, meros espectadores morbosos de un genocidio remediable ante el que nos indignamos por un segundo antes de volver a nuestras apacibles vidas europeas.

Mucho del discurso del director se deja leer entre líneas, sin recrearse en las imágenes duras, y en un diálogo esencial en el metraje del film resume perfectamente la estupidez y la sinrazón de esta lucha (y de todas las luchas que, como esta, nacen del odio originado a partir de la ignorancia): cuando al personaje de Joaquin Phoenix le explican que fueron los propios europeos los que diferenciaron entre hutus y tutsis, él responde mientras observa a dos chicas a su lado que podrían ser gemelas. Y es que más allá de este comentario que denota una representación estereotipada, podremos aprender mucho si sabemos leer el mensaje que nos transmite más allá de su simple relación con los sentidos.


La película destaca, más allá de la representación de este terrible drama humano, en la perfecta caracterización de personajes y en todas y cada una de las interpretaciones del elenco de actores (lástima que ni Don Cheadle ni Sophie Okonedo se llevaran el Oscar, pero ya conocemos el gusto de la Academia por las transformaciones de los actores en los biopics, y no podemos negar la dificultad que entrañaba enfrentarse por la estatuilla contra Cate Blanchett y Natalie Portman), toda una maravilla de reparto que realiza una labor exquisita. Nick Nolte como coronel de los cascos azules indignado ante la actitud impasible de sus superiores para con el pueblo hutu, Don Cheadle como sacrificado hombre que arriesga al límite con tal de salvar a todas las personas que pueda de esta indiscriminada guerra,... Gracias a ellos logramos adentrarnos en la tragedia, sentirla en carnes propias y sufrir el dolor de los personajes, logrando de esta manera que entendamos que, a pesar de las diferencias étnicas, todos somos seres humanos, iguales en alma y espíritu, en sentimientos y en corazón, y que el sufrimiento del pueblo tutsi (o de cualquier persona, sin distinciones de raza o credo) es tan verdadero como el nuestro.
Aquí radica el mayor acierto de la película, su valentía a la hora de acercarnos las emociones de los personajes, convertirlas en propias, hasta llegar a avergonzarnos de nuestra condición de "occidentales" egoístas, y hacernos ver que con tan sólo un poco de nuestra ayuda desgracias como éstas se pueden remediar.


Hay escenas que hablan por sí solas, como cuando Paul cree que se ha salido de la calzada mientras vuelve al hotel tras aprovisionarse, o cuando éste reúne el suficiente valor como para enfrentarse a los diferentes generales para salvaguardar la vida de sus vecinos y compatriotas, aún a riesgo de perder la propia.

Por ahí han llegado a nombrar a su protagonista, Paul Rusesabagina, como el Schindler ruandés. Pero hay una pequeña diferencia entre ambos, y es que ante la tragedia que supuso el exterminio nazi, muchos fueron los implicados en la defensa del pueblo judío (aunque no por ello menos importantes), mientras que este héroe anónimo fue la única persona en todo el mundo con el coraje suficiente para poner su propia vida en peligro y hacer algo al respecto; los europeos, mientras, estábamos más ocupados con nuestras ajetreadas vidas del norte. A kilómetros de distancia, mientras aquí nos dedicábamos a asuntos más triviales, en un pequeño país africano desaparecían en apenas 100 días casi 1 millón de personas. Que descansen en paz, ahora que pueden. Esperemos que estén donde estén no los traten como nosotros lo hicimos.

Valoración: *****

Lo mejor: el reparto, la crítica a occidente, el tratamiento de la emisora de radio, la RTLM, como un personaje más, el merecido tributo a un héroe de los de verdad, y a un pueblo sufridor olvidado en la clases de geografía; la representación de la barbarie desde un punto de vista crítico e inteligente, sin necesidad de recurrir a escenas desmesuradamente crueles con el fin de provocar el llanto y/o la lágrima fácil.

Lo peor: que tragedias de este tipo se sigan dando en la actualidad, y que nuestros errores del pasado se estén volviendo a repetir en la actualidad. Parece que al final la historia no nos enseña nada, y que volvemos (y volveremos) a tropezar en la misma piedra.

P.D.: Un pecado perderse la canción que acompaña a los créditos finales, Million Voices, interpretada por Wyclef Jean (¡qué artistazo!) acompañado por un hermoso coro de niños africanos, y que fue nominada a los Globos de Oro.