El Dr. Gregory House no pasa por su mejor momento: se siente impotente ante los últimos acontecimientos que le rodean (algo realmente extraño y preocupante en él), y ha perdido gran parte de su confianza en sí mismo. Además, aunque los planes de sus compañeros y amigos busquen lo mejor para él, no ayudan en absoluto: más bien todo lo contrario.
House ya no muestra su firmeza y autoestima características, y no se ve capaz de llevar a cabo los peligrosos procesos a los que suele someter a sus pacientes. Incluso ha perdido parte de su determinación, dejando la resolución del caso en manos de su equipo, dejándose guiar en gran parte por las ideas de éstos. Tan sólo cuando los "conspiradores" sean descubiertos, House podrá ayudar a su paciente.
No será la primera vez que lo digo, pero...: en House encontramos los diálogos más inspirados, que dan lugar a situaciones como la que veremos en el final de este capítulo que, francamente, es genial. El carácter de cada personaje está definido a la perfección, y gracias al buen hacer tanto de guionistas como de actores, son realmente sólidos: House se ha convertido en una serie imprescindible gracias a la perfecta conjunción de todo el equipo a cargo de la serie, y, cuando ya ha llegado a su tercera temporada, no ha perdido ni un ápice del interés ni de la calidad demostradas desde el principio. Más bien todo lo contrario: cada capítulo es mejor que el anterior, y este comienzo de temporada es realmente potente. Sólo tiene una pega: que haya que esperar tooooooda una semana para poder disfrutar de cada nuevo episodio.
Valoración: 9/10.
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