Se siguen sucediendo uno tras otro los inconvenientes, y es ahora cuando empiezan a aparecer los imprevistos que verdaderamente lastrarán el plan de huida de Michael, lo que se convierte en un serio problema cuando el margen de error prácticamente no existe.
Pero no sólo hay problemas en el infierno entre rejas, ya que en el exterior también empiezan a cobrar importancia debido a la la investigación de Verónica, que sigue intentando descubrir la verdad tras la evidencia hasta demostrar la tan reclamada inocencia de Lincoln, aunque para ello ponga en peligro a la única persona que puede testificar a favor de éste, pero también su propia relación sentimental.
Aún así, simples insignificancias comparado por lo que tiene que pasar dentro de la jaula Michael, donde los obstáculos parecen sucederse uno detrás de otro sin reducir un ápice la dificultad que entraña superarlos, dificultad que parece alejar toda esperanza depositada en la efectividad de un plan que cada vez parece menos accesible, más utópico que realista, aunque Michael se niegue a creerlo y no ceje ni un segundo en su empeño, ya que ha arriesgado demasiado (tanto propio como ajeno) como para ver cómo su esfuerzo se convierte en un intento futil que se va al traste por unas pequeñas variables que no se han tenido en cuenta en su ecuación. Por suerte parece que, aunque sus enemigos dentro de prisión vayan en aumento, también contará con poderosos aliados.
Prison Break además nos guarda emotivas situaciones, como el encuentro entre Lincoln y su hijo a través de las rejas (de desarrollo inesperado, al menos para mí y teniendo en cuenta lo que hasta ahora habíamos podido ver en la serie, y el trato familiar), o las historias que rodean al resto de personajes de la serie, como Sucre y Abruzzi, y que nos hacen comprender un poquito mejor porqué actuan como lo hacen estos secundarios, lo que enriquece aún más la ya más que demostrada calidad de Prison Break.
Valoración: 9/10
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