Transmetropolitan 1 y 2 USA
Guión: Warren Ellis
Dibujo: Darick Robertson
Planeta; 48 páginas, 3'5€
Guión: Warren Ellis
Dibujo: Darick Robertson
Planeta; 48 páginas, 3'5€
Spider Jerusalem, un famoso periodista de investigación, huyó hace 5 años de toda la mierda que rodea a la civilización para recluirse en la montaña. Pero ahora ha llegado el momento de volver a ser un engranaje más del podrido mundo que le espera allí abajo y de meterse en ella de lleno, hasta llegar a oler los excrementos de una desarrollada realidad capaz de ubicarse en los extremos del cielo y del infierno a la vez, para pagar una deuda. Pero jura que, una vez en paz, volverá a su amada montaña tras acabar con la inmundicia que rodea uno de los pocos lugares que aún no ha perdido por completo su verdadera esencia, que el hombre aún no ha sido capaz de arrebatarle por completo.
La verdad es que este primer número me ha dejado un poco frío. No es un mal cómic, ni mucho menos, pero quizá el personaje es demasiado típico: el prototipo de "mesías" malhablado, violento y drogadicto que hemos visto ya no pocas veces. Es un antihéroe malhumorado que odia toda la civilización, en lo que ésta se ha convertido. Aún así, parece que no es tan duro como quiere hacer ver a simple vista. Tan "sólo" odia el mundo y el tiempo en el que le ha tocado vivir; un tiempo y un mundo que ya no son el que heredamos, sino uno ya artificial, carente se sentido, en el que todo el planeta parece haber perdido la cordura.
Lo más atractivo de esta primera toma de contacto es el agonizante mundo que se nos presenta, un mundo que se ahoga en su propio desarrollo, y en el que la locura parece predominar sobre la razón: un mundo más cercano al que conocemos de lo que parece. Se imponen las modas estúpidas y la vida basura, la fast food life, en la que por encima de todo imperan los instintos, el revolcarse en una pocilga acogedora mientras el mundo desaparece por el retrete, con políticas y revoluciones absurdas. Quizá ello sea lo más atractivo de Transmetropolitan, su apocalíptico futuro tan cercano a la realidad. Esperemos (y en ello confiamos) que Ellis nos reserve para los próximos números un mejor aprovechamiento de éste explosivo ingrediente.
También cabe destacar la labor de Darick Robertson, tan atento a los detalles, que sin recargar en absoluto las páginas del cómic nos regala solo para nuestros ojos el mundo imaginado por el guionista, tan tecnológicamente avanzado, y tan corrupto a la vez; ese extraño contacto entre polos opuestos: ¿cabría esperar que tal desarrollo tecnológico y científico trajera consigo tanta desgracia y putrefacción?. Un más que correcto trabajo al que quizá, y atendiendo a mi gusto personal, le favorecería un coloreado mucho más oscuro, con el que se plasmara mejor el contraste de sus dibujos y del guión.
En definitiva, este primer número es una lectura muy amena, y lleno de momentos realmente divertidos gracias al carácter de Spider, entre chulesco y ofensivo, agresivo en su verborrea incontenible, y con un muy buen telón de fondo, que esperemos nos depare gratas sorpresas en números posteriores, cuando Ellis se olvide de las frases escatológicamente "ingeniosas" y se centre más en el guión. Para él va mi voto de confianza.
Valoración: 7/10.
La verdad es que este primer número me ha dejado un poco frío. No es un mal cómic, ni mucho menos, pero quizá el personaje es demasiado típico: el prototipo de "mesías" malhablado, violento y drogadicto que hemos visto ya no pocas veces. Es un antihéroe malhumorado que odia toda la civilización, en lo que ésta se ha convertido. Aún así, parece que no es tan duro como quiere hacer ver a simple vista. Tan "sólo" odia el mundo y el tiempo en el que le ha tocado vivir; un tiempo y un mundo que ya no son el que heredamos, sino uno ya artificial, carente se sentido, en el que todo el planeta parece haber perdido la cordura.
Lo más atractivo de esta primera toma de contacto es el agonizante mundo que se nos presenta, un mundo que se ahoga en su propio desarrollo, y en el que la locura parece predominar sobre la razón: un mundo más cercano al que conocemos de lo que parece. Se imponen las modas estúpidas y la vida basura, la fast food life, en la que por encima de todo imperan los instintos, el revolcarse en una pocilga acogedora mientras el mundo desaparece por el retrete, con políticas y revoluciones absurdas. Quizá ello sea lo más atractivo de Transmetropolitan, su apocalíptico futuro tan cercano a la realidad. Esperemos (y en ello confiamos) que Ellis nos reserve para los próximos números un mejor aprovechamiento de éste explosivo ingrediente.
También cabe destacar la labor de Darick Robertson, tan atento a los detalles, que sin recargar en absoluto las páginas del cómic nos regala solo para nuestros ojos el mundo imaginado por el guionista, tan tecnológicamente avanzado, y tan corrupto a la vez; ese extraño contacto entre polos opuestos: ¿cabría esperar que tal desarrollo tecnológico y científico trajera consigo tanta desgracia y putrefacción?. Un más que correcto trabajo al que quizá, y atendiendo a mi gusto personal, le favorecería un coloreado mucho más oscuro, con el que se plasmara mejor el contraste de sus dibujos y del guión.
En definitiva, este primer número es una lectura muy amena, y lleno de momentos realmente divertidos gracias al carácter de Spider, entre chulesco y ofensivo, agresivo en su verborrea incontenible, y con un muy buen telón de fondo, que esperemos nos depare gratas sorpresas en números posteriores, cuando Ellis se olvide de las frases escatológicamente "ingeniosas" y se centre más en el guión. Para él va mi voto de confianza.
Valoración: 7/10.
2 comentarios:
Me lo tengo que leer, a ver si es verdad que es muy bueno... eso dicen
PD: Muy buen post.
He corregido algunos fallos gramaticales y algunas palabras que se repetían. No me habíam dado cuenta de que lo había publicado. Yo creía que le había dado a guardar como borrador... ^^U
¡Gracias, yorkshire! Se agradecen tus palabras. De momento la serie tiene muy buena pinta; a ver si arranca, que estos dos números me han sabido a poco.
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